Patron
Alimentario como Instrumento de Dependencia o de Soberania
Alimentaria.
Patrón de Consumo Alimentario. En
Venezuela, la relación entre el salario mínimo, el
costo de la canasta alimentaria normativa y el costo de la dieta
promedio para una familia de 5 miembros, que cumple con los
requerimientos de calorías y proteínas
(Fundacredesa), muestra una situación precaria, sostenida
a través de los años, para la mayoría de las
familias, las cuales no están en capacidad de adquirir sus
alimentos en las cantidades y con la selección apropiada
para obtener una alimentación balanceada. Desde la
década de los años 90, la capacidad de salario
mínimo para cubrir la canasta alimentaria y la dieta
promedio, ha estado en valores tan bajos como 25 % y 21 %,
respectivamente (1996). Apenas muestra un incremento durante
algunos años (1999, 2000, 2003), para luego volver a
deteriorarse en enero de 2004. Mientras el salario mínimo
era de Bs. 247 104, el costo de la canasta alimentaria era de Bs.
299 199 y la dieta promedio alcanzaba Bs. 435 969, por lo cual
las relaciones antes mencionadas descienden al 38 % y el 57
%.
Según los estudios de percepción de la
población sobre la seguridad alimentaria en el hogar, como
era de esperarse las peores percepciones resultaron más
acentuadas en los estratos IV y V. En cuanto al consumo aparente
de calorías, los porcentajes de adecuación del
consumo entre los estratos III y V en el año 2003, fueron
menores a los reportados en 1990, por el deterioro del consumo en
las familias del estrato III.
Puede decirse que los alimentos que conforman el
patrón de consumo de los venezolanos no han cambiado
significativamente, como lo demuestran las encuestas de
Fundacredesa en los últimos 25 años. Aunque las
proporciones ingeridas de alimentos de distinto origen,
varían entre estratos sociales, existe un grupo
básico que conforma la dieta diaria en nuestro
país.
Estos alimentos de la dieta son, fundamentalmente, los
siguientes: grupo de cereales (harina de maíz pre cocida,
arroz y pasta), aceites y grasas (aceite vegetal, margarina y
mayonesa), leche (en polvo), productos lácteos (queso) y
huevos, carnes y pescados (pollo y res), tubérculos
(papas) y plátanos, frutas (cambur, guayaba, lechosa,
naranja), leguminosas (caraotas negras) y hortalizas (tomate,
cebolla, zanahoria, auyama y pimentón).
Los cereales, las grasas visibles y alimentos varios
representan la mayor participación en la ingesta
calórica de las familias del estrato V, en
comparación con las del estrato III, que consumen una
mayor proporción de alimentos de origen animal.
Estos son los alimentos que constituyen el núcleo
fundamental para nuestra seguridad alimentaria y deben tomarse en
consideración, tanto por el sector público como el
privado, en la definición de políticas y las
líneas de acción a tomar para
garantizarla.
La orientación de la política debe
priorizar en primer lugar mantener el patrón de consumo
alimentario de nuestra población, con especial
énfasis en mejorar la accesibilidad de esos alimentos a
los grupos más vulnerables, lo cual debe
acompañarse con una adecuada educación
nutricional.
Autor:
Brito Alba
Mariela Betancourt
Yenifer Enriche
Jose Hernandez
REPUBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA
LA
EDUCACION SUPERIOR
UNIVERSIDAD POLITECNICA TERRITORIAL
DEL
ESTADO PORTUGUESA
U.P.T.E.P.
Venezuela
26/05/2012
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